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Señor, permítenos despertar cada día llenos de fuerza, vitalidad y entusiasmo para poder luchar por nuestros objetivos, no asientas que nos perdamos en las penumbras de la desesperación y la desesperanza y siempre cúbrenos con tu maravilloso manto de protección.

Pongamos todo en las manos de Jesús, y El por medio de su voluntad nunca nos hará perder el tiempo, mas bien, nos hará ser más fuertes.

Señor, gracias por proveerme con las fuerzas que necesito para cada prueba que enfrento y por darme las tuyas, cuando las mías ya se han agotado.

Señor, ayúdame a aprovechar mi tiempo para honrarte, haciendo que cada momento cuente en el propósito que tienes para mi vida.

Nuestro primer milagro del día ocurre cuando abrimos los ojos y nos encontramos con la vida.