HISTORIAS CON ENSEÑANZAS
La lámpara y la oscuridad
Había una vez una lámpara que estaba apagada en un rincón oscuro de una casa.
La oscuridad la rodeaba, pero la lámpara no podía brillar por sí sola.
Un día, su dueño vino y encendió la lámpara.
De inmediato, la luz comenzó a iluminar toda la habitación, disipando la oscuridad.
La lámpara, al ver la oscuridad desaparecer, se sintió agradecida y comprendió que su propósito era brillar, pero solo podía hacerlo cuando su dueño la encendía.
Reflexión:
Nosotros, como la lámpara, somos llamados a ser luz en el mundo.
Sin Dios, no podemos brillar por nosotros mismos.
Pero cuando permitimos que Su luz entre en nuestras vidas, somos capaces de iluminar a los demás y disipar la oscuridad que nos rodea.
Dejemos que Él nos encienda y guíe, para que podamos ser una luz que refleje Su amor y paz.