Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. Hebreos 11:23
En el pasaje de hoy, leemos cómo Moisés soportó las dificultades por la fe. Todos enfrentaremos momentos difíciles, pero la clave está en recordar que los tiempos de prueba son…
- Inevitables.
“Porque el hombre nace para la aflicción, como las chispas se levantan para volar por el aire.” (Job 5:7).
Todos atravesamos períodos complicados en la vida. Por eso es esencial aprender a responder de la manera que Dios desea. Las pruebas no son castigos, sino oportunidades para crecer en dependencia y confianza en Él. - Capaces de destruirnos o desarrollarnos.
¿Has notado cómo algunas personas crecen a través de la adversidad, mientras que otras se derrumban ante ella? La diferencia radica en la perspectiva.
Cuando centramos nuestra mirada en Dios, las pruebas se convierten en herramientas para fortalecernos y hacernos más semejantes a Cristo. Pero cuando nos enfocamos solo en el dolor, terminamos debilitados. La clave está en ser Dios-céntricos y no problema-céntricos. - Superables.
El secreto para perseverar es vivir en constante conciencia de la presencia de Dios. Moisés aprendió esto mientras buscaba liberar a los israelitas de Egipto. Había aprendido a “ver” al Dios invisible caminando a su lado y a mantenerse consciente de Su compañía (Éxodo 33:13–14).
Reflexión:
¿Qué tan consciente eres de la presencia del Señor en tu vida? ¿Están tus temores disminuyendo a medida que confías en Su protección y suficiencia?
Moisés no nació con una fe fuerte; tuvo que aprenderla y desarrollarla, al igual que tú y yo.
Señor, ayúdame a verte aun en medio de mis pruebas. Enséñame a confiar más en Tu presencia que en mis circunstancias. Usa cada dificultad para desarrollar mi fe y acercarme más a Ti. En El Nombre de Jesús, Amén.