Guerrero de Dios: El valor de un buen testimonio

Publicado por

Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza Salmo 126:1-2

A la gente le encantan las historias inspiradoras. Las biografías de personas que, desde una situación de derrota, aprovechan una segunda oportunidad suelen encabezar las listas de éxitos. Pero pocos viven algo tan dramático; la mayoría de nosotros somos maravillosamente comunes. Lamentablemente, algunos creyentes piensan que ser una persona “promedio” hace que su testimonio sea poco interesante y, por lo tanto, menos valioso. Nada está más lejos de la verdad.

Un testimonio personal es la manera de expresar lo que Dios ha hecho y sigue haciendo en nuestra vida. Por más sencillo que pueda sonar comparado con el de otros, el Señor se encargará de que impacte exactamente a quienes lo necesitan.

Imagina esto: Una niña de seis años recibe a Cristo. Cuando tenga dieciocho, podrá contar a sus amigos acerca de la grandeza de Dios. Podrá explicar cómo Él hizo claro el evangelio para una niña y, aun así, continúa revelándole algo nuevo cada día. Cuando tenga ochenta, compartirá una vida entera caminando con Jesús. Su testimonio quizá no sea “emocionante”, pero no necesita serlo. Es oro espiritual.

Sea cual sea tu historia, Dios puede y quiere usarla. Nunca sabes hasta dónde puede llegar tu testimonio. Dios promete que Su Palabra no volverá vacía (Isaías 55:11). Y la historia de la gracia salvadora de Jesús siempre inspira.

Señor, gracias por la historia que estás escribiendo en mi vida. Ayúdame a valorar mi testimonio y a compartirlo con humildad y confianza. Úsalo para tocar a quienes lo escuchen y para mostrar tu gracia y fidelidad. Que cada capítulo de mi vida te glorifique y anime a otros a acercarse a ti. En El Nombre de Jesús, Amén.