Guerrero de Dios: Capacitados por Su Espíritu

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Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Mateo 11:28-30

Todos hemos experimentado tentaciones, pruebas y sufrimiento en algún momento de nuestra vida. Nadie es inmune a los tiempos difíciles, pero los creyentes hemos sido capacitados por el Espíritu Santo para soportar los periodos de lucha. Como dice el Salmo 46:10: “Quédense quietos y reconozcan que yo soy Dios.”

Qué humillante y consolador es saber que, como hijos de Dios, tenemos una línea directa de comunicación con Él, incluso en medio de la aflicción. No tenemos que responder con enojo, depresión o desesperanza, ni intentar resolverlo todo con nuestras propias fuerzas. Ciertamente, la carne nos tentará a hacerlo, pero al “cesar de esforzarnos”, aprendemos a confiar cada día más en el Señor.

La verdad es que la dificultad no solo forma nuestro carácter, sino que lo revela. Una de las reacciones más comunes ante los tiempos duros es la ira. En esos momentos de frustración corremos el riesgo de actuar impulsivamente y tomar decisiones que podrían afectar toda nuestra vida. Sin embargo, en lugar de dejarnos llevar por la emoción, debemos guardar silencio ante Dios y confiar en Aquel que controla cada detalle de nuestra existencia.

En este mundo, los problemas no desaparecerán (Juan 16:33). Pero cuando las tormentas se levanten en el horizonte, confía en que el Señor te guiará a través de ellas. Solo en Él puedes hallar verdadera paz y descanso.

Señor, cuando las pruebas me abruman, enséñame a dejar de luchar con mis propias fuerzas. Dame calma para escuchar Tu voz y fe para confiar en Tu poder. Recuérdame que Tú estás en control y que en Ti puedo hallar descanso. Guíame por Tu senda de paz y fortaleza cada día. En El Nombre de Jesús, Amén.