Versículo:
«Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo;
 Ten misericordia de mí, y respóndeme.
Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro.
 Tu rostro buscaré, oh Jehová;
 No escondas tu rostro de mí.
 No apartes con ira a tu siervo;
 Mi ayuda has sido.
 No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.
Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
 Con todo, Jehová me recogerá.
Enséñame, oh Jehová, tu camino,
 Y guíame por senda de rectitud
 A causa de mis enemigos»
(Salmos 27:7-11)
Comentario:
Dios conoce donde estamos en cualquier situación. Salmos 33:13 dice: Desde los cielos miró Jehová; Vio a todos los hijos de los hombres; y de allí lo importante de buscar de Él, más aun el pecado, y no tratar de por temor alejarnos.
No debemos pasar por alto que en la búsqueda, estamos honrando una de las cosas más maravillosas de nuestra relación con el Señor: Él nunca se cansa de velar por nosotros, de perseguirnos; corremos, nos escondemos, pero constantemente Dios con su misericordia, procura alcanzarnos.
Incluso las personas más cercanas a nuestro alrededor, familiares, amigos, parejas, pueden fallarnos alguna vez, y por error o de manera inconsciente, traicionar de alguna forma nuestra confianza. Somos seres humanos y en nuestra imperfección tenderemos a errar. No obstante Él Señor nos ofrece otro tipo de relación, una de apoyo mutuo, cuidado y de poner al otro en un lugar de honor en el corazón.
De allí no olvidemos, buscar, seguir y servir con gratitud a Cristo, honrarlo y glorificarlo, y acercarnos en oración, para así caminar nuevamente junto al Señor, que de forma incondicional, nos ama y cuida en todo momento.
Oración:
Señor, obro día a día para servirte con fidelidad y gratitud. En ti confío mi vida, porque me amaste primero y sin condiciones, y ante cualquier circunstancia me has brindado: tu misericordia y compasión, si he pecado; tu serenidad y paz si me ha ganado la angustia.
 
	 
											