Biblia Devocional en 1 Año: Números 11

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Números 11 – El descontento del pueblo, los setenta ancianos y las codornices

Números 11 revela la lucha constante entre la fe y la carne.

El pueblo que había visto milagros —el mar abierto, el maná diario, la nube y el fuego— aún se quejaba por lo que no tenía.
Su apetito por lo temporal los hizo olvidar la fidelidad de Dios y su propósito eterno.

El maná simboliza la provisión celestial, y despreciarlo es rechazar el sustento espiritual que Dios ofrece.
De igual modo, cuando el corazón se llena de quejas y deseos mundanos, se apaga la gratitud y se pierde la visión del Reino.

Moisés, agotado, representa al líder humano que necesita ayuda; y Dios responde derramando Su Espíritu sobre los setenta ancianos, enseñando que la obra de Dios se realiza por medio del Espíritu, no por esfuerzo humano (Zacarías 4:6).

El juicio de las codornices recuerda que Dios puede conceder nuestros deseos, pero no siempre para bendición.
Cuando el alma se llena de codicia, aun las bendiciones pueden volverse carga.

Finalmente, la respuesta de Moisés ante Eldad y Medad expresa un anhelo profético cumplido en Cristo:

“Ojalá todo el pueblo fuese profeta”.

 Hoy, por medio del Espíritu Santo, todo creyente puede vivir lleno de la presencia de Dios, guiado por Su voz y Su poder.

Este capítulo nos invita a cultivar un corazón agradecido, a confiar en la provisión divina y a depender del Espíritu Santo en todo momento.

El descontento trae juicio, pero la humildad y la fe traen descanso y comunión con Dios.

1. Las murmuraciones y el fuego de Jehová (Números 11:1-3)

  • Cuando el pueblo comenzó a quejarse de su situación en el desierto, Jehová oyó y se encendió Su ira (v.1).
  • Un fuego de Jehová ardió entre ellos y consumió los extremos del campamento.
  • El pueblo clamó a Moisés, quien oró a Jehová, y el fuego se apagó (v.2).
  • El lugar fue llamado Tabera, que significa “ardor”, en memoria del juicio divino (v.3).
  • Este suceso revela que las quejas continuas apagan la gratitud y atraen el desagrado de Dios.

2. El deseo de carne y la queja del pueblo (Números 11:4-9)

  • La “multitud mixta” (gente no israelita que salió con ellos de Egipto) comenzó a desear comida carnal, y los hijos de Israel los imitaron (v.4).
  • Decían:
    “¡Quién nos diera a comer carne!… nos acordamos del pescado, de los pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos de Egipto.” (v.5)
  • Se quejaban de que ahora solo tenían maná para comer, el pan celestial que Dios les daba cada día (v.6).
  • El maná, descrito como semilla de culantro de color amarillo, sabía a torta cocida con aceite (v.7-8).
  • A pesar de ser un milagro diario, el pueblo lo despreciaba, mostrando ingratitud hacia la provisión divina.

3. La carga de Moisés y la ayuda de los setenta ancianos (Números 11:10-17)

  • Moisés, angustiado por las quejas del pueblo, clama a Dios:
    “¿Por qué afliges a tu siervo? ¿Acaso concebí yo a todo este pueblo?… no puedo yo solo soportarlo.” (v.11-14)
  • En su cansancio, Moisés expresa su límite humano, reconociendo que la carga era demasiado pesada.
  • Dios responde con compasión y le ordena reunir setenta varones ancianos de Israel, hombres sabios y reconocidos, para compartir con ellos el peso del liderazgo (v.16).
  • Jehová promete tomar del Espíritu que está sobre Moisés y ponerlo sobre ellos, para que le ayuden en la carga (v.17).
  • Así, Dios enseña que Su obra se sostiene por la cooperación y el poder del Espíritu Santo, no por la fuerza humana.

4. La promesa de carne y la incredulidad de Moisés (Números 11:18-23)

  • Dios anuncia que el pueblo comerá carne, no un día ni dos, sino todo un mes, hasta que les salga por las narices (v.19-20).
  • Era una forma de juicio: el deseo desmedido de la carne sería su propia ruina.
  • Moisés, sorprendido, duda:
    “¿Se degollarán rebaños y manadas para saciar a este pueblo? ¿O se juntarán todos los peces del mar?” (v.22).
  • Jehová responde con una pregunta poderosa:
    “¿Se ha acortado la mano de Jehová? Ahora verás si se cumple mi palabra o no.” (v.23).
  • Esta declaración reafirma que no hay imposibles para Dios, aun cuando la necesidad parece humanamente irracional.

5. El Espíritu sobre los setenta ancianos (Números 11:24-30)

  • Moisés reúne a los setenta ancianos alrededor del tabernáculo (v.24).
  • Jehová desciende en la nube y toma del Espíritu que estaba sobre Moisés y lo reparte sobre los ancianos, quienes profetizan (v.25).
  • Dos hombres, Eldad y Medad, que estaban en el campamento, también reciben el Espíritu y profetizan allí (v.26).
  • Josué pide a Moisés que los detenga, pero Moisés responde con humildad:
    “¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera Su Espíritu sobre ellos.” (v.29).
  • Este momento anticipa el derramamiento universal del Espíritu Santo prometido siglos después (Joel 2:28; Hechos 2).

6. El juicio de Dios con las codornices (Números 11:31-35)

  • Jehová envía un viento que trae codornices desde el mar, y éstas caen alrededor del campamento en grandes cantidades (v.31).
  • El pueblo recoge codornices por dos días y una noche, llenando montones (v.32).
  • Pero mientras la carne aún estaba entre los dientes, la ira de Jehová se encendió, y envió una plaga entre ellos (v.33).
  • El lugar fue llamado Kibrot-hataava, que significa “sepulcros del deseo”, porque allí fueron sepultados los que habían codiciado (v.34).
  • Después de esto, el pueblo partió hacia Hazerot (v.35).

Versículo clave de Números 11:

Entonces dijo Jehová a Moisés: ¿Acaso se ha acortado la mano de Jehová? Ahora verás si se cumple mi palabra o no.  Números 11:23 

En este capítulo, el pueblo de Israel comienza a quejarse en el desierto por la falta de carne y el cansancio del viaje. A pesar de que Dios los alimentaba con maná diariamente, ellos despreciaron su provisión y desearon volver a Egipto. Moisés, abrumado por las quejas, clama a Dios por ayuda, y el Señor le recuerda que su poder no tiene límites.

El versículo clave es una respuesta divina llena de fuerza: “¿Acaso se ha acortado la mano de Jehová?”. Con esta pregunta, Dios le recuerda a Moisés (y a nosotros) que su poder sigue siendo el mismo. Nada es demasiado difícil para Él, ni la escasez, ni la fatiga, ni el desánimo.

Este capítulo también nos enseña que Dios escucha nuestras quejas, pero desea que aprendamos a confiar en su fidelidad. Las pruebas en el desierto no son para destruirnos, sino para enseñarnos dependencia y gratitud. Cuando olvidamos sus bendiciones, perdemos de vista su grandeza. Pero cuando confiamos, su mano poderosa actúa más allá de lo que podemos imaginar.

Oración:

Señor, perdóname por las veces que me quejo en lugar de confiar en ti. Gracias porque tu mano no se ha acortado y tu poder sigue obrando en mi vida. Ayúdame a ser agradecido y a recordar tus provisiones diarias. Fortalece mi fe para esperar en ti aun cuando el camino parezca difícil. Sé mi sustento y mi fuerza en todo tiempo. En el nombre de Jesús, Amén.