Biblia Devocional en 1 Año: Levítico 24

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Levítico 24 – El aceite, los panes sagrados y la blasfemia

Levítico 24 combina la vida de adoración con la vida de justicia, mostrando que ambas son expresiones inseparables de la santidad de Dios.

El aceite y los panes recuerdan que el culto a Dios debe ser constante y puro:

  • La luz perpetua representa la presencia divina que nunca se apaga y la oración continua del pueblo.
  • Los panes de la proposición expresan comunión, gratitud y dependencia diaria del Señor, que es el verdadero Pan de Vida (Juan 6:35).

El episodio del blasfemo enseña que el nombre de Dios no debe ser usado en vano, porque representa Su carácter, Su gloria y Su autoridad.
La blasfemia es más que una palabra: es una actitud de desprecio hacia el Creador.

Finalmente, las leyes de justicia recuerdan que la santidad también se manifiesta en la rectitud con los demás. La justicia divina es perfecta, sin favoritismo ni exceso.
Cristo llevó en la cruz la plenitud de esta justicia: Él sufrió el castigo del pecado para ofrecernos perdón y restauración.

Este capítulo nos llama a mantener encendida la luz de nuestra fe, a vivir con respeto profundo hacia el nombre de Dios y a practicar una justicia que refleje Su amor y equidad.

Donde hay reverencia, luz y justicia, allí Dios habita en medio de Su pueblo.

  1. El aceite para el candelabro (Levítico 24:1-4)
  • Jehová ordena a Moisés que los hijos de Israel traigan aceite puro de olivas machacadas para mantener encendida continuamente la lámpara del tabernáculo (v.1-2).
  • Aarón debía cuidar que las lámparas ardieran delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, perpetuamente (v.3).
  • Esto debía hacerse fuera del velo del testimonio, en el lugar santo (v.4).
  • La luz constante simbolizaba la presencia eterna de Dios y la intercesión continua por Su pueblo.

2. Los panes de la proposición (Levítico 24:5-9)

  • Se debían cocer doce panes con flor de harina, representando las doce tribus de Israel (v.5).
  • Los panes se colocaban en dos hileras de seis sobre la mesa de oro puro delante de Jehová (v.6).
  • Sobre cada hilera se ponía incienso puro, como memorial en olor grato (v.7).
  • Cada sábado se renovaban los panes y los anteriores eran comidos por Aarón y sus hijos en el lugar santo (v.8-9).
  • Este pan simbolizaba la provisión constante de Dios y Su comunión con Su pueblo.

3. El caso del blasfemo (Levítico 24:10-16)

  • Un hombre, hijo de madre israelita y padre egipcio, blasfemó el nombre de Jehová durante una pelea en el campamento (v.10-11).
  • Fue llevado ante Moisés y puesto bajo custodia hasta conocer el mandato de Dios (v.12).
  • Jehová ordenó que el blasfemo fuera apedreado por toda la congregación (v.13-14).
  • Dios declara:
    “El que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará.” (v.16).
  • Esto enseñaba que el nombre de Dios es santo y digno del máximo respeto.

4. Leyes de justicia y restitución (Levítico 24:17-22)

  •  Se reafirma la ley de retribución justa:

    • El que matare a otro hombre será muerto (v.17).
    • El que matare un animal lo restituirá (v.18).
    • Si alguien causa daño a otro, se le hará como él hizo: ojo por ojo, diente por diente (v.19-20).
  • Esta ley no promovía venganza, sino proporcionalidad y justicia equitativa.
  • La misma ley aplicaba al extranjero y al israelita, mostrando la igualdad de todos ante la ley de Dios (v.22).

5. Cumplimiento del mandato (Levítico 24:23)

  • Moisés comunica la sentencia al pueblo, y el blasfemo es apedreado fuera del campamento, conforme a la orden de Jehová.
  • Así se reafirma la santidad del nombre de Dios y la obediencia del pueblo a Su palabra.

Versículo clave de Levítico 24:

Mandarás a los hijos de Israel que te traigan para el alumbrado aceite puro de olivas machacadas, para hacer arder las lámparas continuamente. Levítico 24:2

En este capítulo, Dios da instrucciones acerca del cuidado del candelabro y del pan de la proposición. Ambos elementos estaban en el Lugar Santo del tabernáculo y representaban la presencia constante de Dios entre su pueblo. El aceite debía mantenerse puro y las lámparas encendidas continuamente, simbolizando la luz divina que nunca debía apagarse.

El versículo clave resalta el deber del pueblo de traer el aceite “puro de olivas machacadas”, una imagen que nos recuerda que la luz de Dios en nosotros también requiere pureza, constancia y entrega. La iluminación del tabernáculo no dependía de una llama natural, sino del aceite provisto con fidelidad —una representación de la obra del Espíritu Santo en la vida del creyente.

Así como el candelabro debía arder sin cesar, nuestras vidas deben mantenerse encendidas espiritualmente, reflejando la luz de Cristo al mundo. El pan de la proposición, renovado cada semana, simboliza la comunión constante con Dios y su provisión diaria para su pueblo.

Oración:

Señor, gracias porque tu presencia es la luz que ilumina mi vida. Ayúdame a mantener mi lámpara encendida con el aceite puro de tu Espíritu Santo. Límpiame de todo lo que pueda apagar tu fuego en mí y enséñame a vivir en comunión constante contigo. Que mi vida refleje tu luz a los que me rodean y que nunca falte tu presencia en mi corazón. En el nombre de Jesús, Amén.