Biblia Devocional en 1 Año: Levítico 15

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Resumen de Levítico 15 – Las leyes sobre impurezas por flujos corporales

Levítico 15 enseña que Dios es santo y puro, y que Su pueblo debía vivir de manera que reflejara esa santidad en su cuerpo, su conducta y su entorno.
Las impurezas descritas no eran pecados en sí mismas, sino símbolos pedagógicos: recordaban al pueblo que el ser humano, aun en sus procesos naturales, es frágil, limitado y necesita ser purificado para acercarse a Dios.

El énfasis en el lavado, el aislamiento temporal y los sacrificios muestra que la limpieza y restauración provienen de Dios, y que la pureza espiritual requiere tanto disciplina como humildad.

Estas normas también tenían un propósito sanitario y social, evitando la propagación de enfermedades y manteniendo el respeto por el cuerpo humano, visto como creación divina.

Jesús retomó este principio al sanar a la mujer con flujo de sangre (Marcos 5:25-34). Él no se contaminó al tocarla, sino que la purificó, demostrando que Su poder trasciende la ley ceremonial: en Él, la impureza se convierte en pureza, y la exclusión en restauración.

Este capítulo nos recuerda que la verdadera pureza no consiste solo en higiene exterior, sino en un corazón limpio delante de Dios. Como dijo Jesús:

“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8).

1. Propósito general de las leyes (Levítico 15:1-2)

  • Jehová habla a Moisés y Aarón para enseñar al pueblo cómo tratar las impurezas causadas por flujos naturales o anormales del cuerpo.
  • El objetivo era mantener la pureza ritual y sanitaria del campamento, donde moraba la presencia de Dios.

2. Impureza por flujo anormal en el hombre (Levítico 15:2-15)

  • Si un hombre tenía un flujo fuera de lo normal (probablemente una infección o enfermedad), era considerado impuro (v.2).
  • Todo lo que tocara —ropa, cama o silla— se volvía impuro (v.3-4).
  • Quien lo tocara debía lavar su ropa, bañarse y quedaba impuro hasta la tarde (v.5-10).
  • Cuando sanara, debía contar siete días de purificación, lavar su ropa y bañarse en agua corriente (v.13).
  • Al octavo día ofrecía dos tórtolas o dos palominos, uno por el pecado y otro como holocausto (v.14-15).
  • El sacerdote hacía expiación por él, y quedaba limpio.

3. Impureza por emisión seminal (Levítico 15:16-18)

  • Si un hombre tenía una emisión seminal, debía bañarse y permanecer impuro hasta la tarde (v.16).
  • La ropa o persona que tocara también debía lavarse (v.17).
  • Si la emisión ocurría en una relación sexual, ambos debían bañarse y eran impuros hasta la tarde (v.18).
  • Esta impureza no era moral, sino ritual, recordando que todo contacto con lo corporal debía tratarse con reverencia.

4. Impureza por flujo en la mujer (Levítico 15:19-30)

  • Si una mujer tenía su menstruación, era impura siete días (v.19).
  • Todo el que la tocara, así como los objetos o camas sobre los que se sentara, quedaban impuros hasta la tarde (v.20-23).
  • Si un hombre tenía contacto sexual con ella durante ese tiempo, quedaba impuro por siete días (v.24).
  • Si una mujer sufría un flujo anormal prolongado —más allá de su menstruación—, su impureza duraba mientras persistiera el flujo (v.25-27).
  • Cuando sanaba, contaba siete días y al octavo ofrecía dos aves: una por el pecado y otra como holocausto (v.29-30).
  • El sacerdote hacía expiación por ella ante Jehová, y quedaba limpia.

5. Propósito espiritual y sanitario (Levítico 15:31-33)

  • Estas leyes servían para separar a los hijos de Israel de sus impurezas, para que no murieran al contaminar el santuario donde moraba Jehová (v.31).
  • Dios quería enseñar que Su presencia requiere pureza, respeto y orden en todos los aspectos de la vida.

Versículo clave de Levítico 15:

Así apartaréis de sus impurezas a los hijos de Israel, a fin de que no mueran por sus impurezas por haber contaminado mi tabernáculo que está entre ellos. Levítico 15:31

En este capítulo, Dios da instrucciones sobre diversas impurezas corporales y los procedimientos necesarios para la purificación. Aunque puede parecer un tema puramente físico o higiénico, el propósito espiritual es profundo: enseñar al pueblo a respetar la santidad de la presencia de Dios que habitaba entre ellos.

El versículo clave resume este principio. Dios quería que Israel comprendiera que su presencia no podía convivir con la impureza. Las impurezas no eran solo una cuestión de salud, sino un recordatorio de la naturaleza santa de Dios y de la necesidad constante de limpieza y pureza para mantener la comunión con Él.

Hoy, gracias a Cristo, no necesitamos rituales externos para purificarnos, porque Su sangre nos ha limpiado de toda impureza (1 Juan 1:7). Sin embargo, el principio permanece: debemos cuidar la pureza de nuestro corazón y nuestra vida, porque somos el templo del Espíritu Santo. La santidad no se trata de reglas, sino de mantener una relación íntima y limpia con Dios.

Oración:

Señor, gracias porque por medio de Jesús me has limpiado de toda impureza y has hecho de mi vida tu morada. Ayúdame a vivir con un corazón puro, guardando mi mente, mis palabras y mis acciones para honrar tu presencia. Que mi vida refleje tu santidad y que nunca permita que nada contamine el templo que tú habitas. En el nombre de Jesús, Amén.