Biblia Devocional en 1 Año: Levítico 11

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Levítico 11 – Animales limpios e inmundos

Levítico 11 enseña que la santidad abarca todos los aspectos de la vida, incluso los más comunes, como la alimentación. Dios estableció estas leyes para que Israel se mantuviera separado de las costumbres paganas y recordara que la obediencia trae comunión con Él.

Más que un tema de higiene o dieta, estas normas eran una lección espiritual: el pueblo debía aprender a discernir entre lo puro y lo impuro, entre lo que agrada a Dios y lo que lo ofende.
La pureza exterior apuntaba a una pureza interior, a un corazón obediente y consagrado.

Cuando Cristo vino, declaró limpios todos los alimentos (Marcos 7:19), enseñando que la verdadera contaminación proviene del corazón, no del cuerpo. Sin embargo, el principio permanece: Dios llama a Su pueblo a la santidad y al discernimiento moral.

Este capítulo nos recuerda que la santidad no se limita al templo o al culto, sino que debe reflejarse en cada decisión diaria. Ser santos como Dios es santo significa vivir con conciencia de Su presencia en todo momento, distinguiendo siempre lo que edifica de lo que contamina el alma.

1. Propósito de las leyes de pureza (Levítico 11:1-2)

  • Jehová habla a Moisés y Aarón, instruyéndolos sobre los animales que el pueblo de Israel podía o no podía comer (v.1-2).
  • Estas leyes distinguían entre lo limpio e inmundo, enseñando al pueblo a vivir en santidad incluso en los actos cotidianos.

2. Animales terrestres (Levítico 11:3-8)

  • Son limpios los animales que tienen pezuña hendida y rumian, como el buey, la oveja y la cabra (v.3).
  • Son inmundos los que cumplen solo una de las condiciones, como el camello (rumia, pero no tiene pezuña hendida), el conejo y el cerdo (v.4-7).
  • Quien toque sus cadáveres será inmundo hasta la tarde (v.8).

3. Animales acuáticos (Levítico 11:9-12)

  • Entre los seres del agua, son limpios los que tienen aletas y escamas (v.9).
  • Todo lo que no tenga aletas ni escamas —como el marisco o los crustáceos— es inmundo (v.10-12).

4. Aves (Levítico 11:13-19)

  • Se prohíbe comer aves de rapiña o carroñeras, como el águila, el buitre, el cuervo, el halcón, la lechuza, el pelícano y la cigüeña (v.13-19).
  • Las aves limpias no se enumeran, pero se sobreentiende que son aquellas que no cazan ni comen carne.

5. Insectos y reptiles (Levítico 11:20-30)

  • Son inmundos los insectos voladores que caminan sobre cuatro patas (v.20).
  • Sin embargo, se permite comer langostas, saltamontes y grillos, que saltan con patas traseras (v.21-22).
  • Todos los animales que se arrastran sobre la tierra, como ratones, lagartijas, topos y camaleones, son inmundos (v.29-30).
  • Quien toque sus cadáveres o utensilios contaminados será inmundo hasta la tarde (v.31-35).

6. Contaminación por cadáveres y purificación (Levítico 11:36-40)

  • Las fuentes de agua y los manantiales no se contaminaban, pero los objetos tocados por animales muertos debían lavarse (v.36-38).
  • Quien comiera o tocara un cadáver debía lavarse y esperar hasta la tarde para ser limpio (v.39-40).

7. Animales que se arrastran y resumen de las leyes (Levítico 11:41-47)

  • Todo lo que se arrastra sobre la tierra es abominación y no debía comerse (v.41-43).
  • Dios ordena:
    “Seréis santos, porque yo soy santo” (v.44-45).
  • Estas leyes eran para distinguir entre lo limpio y lo inmundo, lo que podía comerse y lo que no (v.46-47).

Versículo clave de Levítico 11:

Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros, por tanto, os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo. Levítico 11:44 

En este capítulo, Dios da a su pueblo leyes sobre los animales que podían comer y los que debían evitar. Aunque estas reglas tenían un propósito práctico para mantener la salud y la pureza ceremonial, su sentido más profundo era enseñar al pueblo a vivir en santidad y separación.

El versículo clave revela el corazón de todo el capítulo: el llamado a ser santos, no simplemente por costumbre o tradición, sino porque Dios mismo es santo. Su pueblo debía reflejar su carácter en cada aspecto de la vida, incluso en lo cotidiano, como la comida. La santidad no era algo reservado al templo, sino una forma de vivir que mostraba obediencia y reverencia al Señor.

Hoy, aunque no estamos bajo las leyes ceremoniales de Israel, el principio sigue siendo el mismo. Dios nos llama a vivir vidas santas, apartadas del pecado y consagradas a Él. En Cristo, hemos sido limpiados y capacitados por el Espíritu Santo para vivir de una manera que agrade a Dios y refleje su pureza al mundo.

Oración:

Señor, gracias porque me llamas a vivir en santidad y me das tu Espíritu para hacerlo posible. Ayúdame a reflejar tu carácter en cada aspecto de mi vida, incluso en las cosas más simples. Que mis decisiones, mis palabras y mis pensamientos sean puros ante ti. Hazme consciente de que pertenezco a ti, y que mi vida debe ser un reflejo de tu santidad. En el nombre de Jesús, Amén.