Biblia Devocional en 1 Año: Hebreos 9

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Hebreos 9

Hebreos 9 enseña que el sacrificio de Jesús es definitivo, perfecto y suficiente.

Mientras los ritos antiguos eran figuras, Cristo entró al verdadero santuario del cielo con su propia sangre, obteniendo redención eterna para nosotros.

Su sacrificio limpia nuestra conciencia, no solo nuestros actos externos, y nos da acceso directo a Dios.

También nos recuerda que así como hubo una primera venida de Cristo para expiar el pecado, habrá una segunda venida, no para sacrificarse de nuevo, sino para traer salvación plena a los que le esperan con fe.
Este capítulo nos llama a vivir esperando esa gloriosa aparición, confiando en la obra completa de nuestro Sumo Sacerdote.

El Tabernáculo Antiguo y sus Ritos (Hebreos 9:1-10)

El capítulo comienza describiendo el antiguo tabernáculo bajo la ley mosaica:

  • En la primera parte (el Lugar Santo) estaban:
    • El candelabro,
    • La mesa,
    • Los panes de la proposición.
  • Tras el segundo velo estaba el Lugar Santísimo, que contenía:
    • El arca del pacto cubierta de oro,
    • El maná,
    • La vara de Aarón que reverdeció,
    • Las tablas del pacto,
    • Y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio.

Los sacerdotes entraban regularmente al Lugar Santo, pero solo el sumo sacerdote entraba una vez al año al Lugar Santísimo, no sin sangre, la cual ofrecía por sus pecados y los del pueblo.

Este sistema simbolizaba que el acceso directo a Dios aún no estaba abierto, y que esos ritos eran figuras temporales, no capaces de perfeccionar la conciencia del adorador.

Cristo, Mediador de un Mejor Pacto (Hebreos 9:11-22)

Pero ahora, Cristo vino como Sumo Sacerdote de los bienes venideros, entrando:

  • No en un tabernáculo hecho por manos humanas,
  • Sino en el tabernáculo celestial,
  • No con sangre de machos cabríos ni de becerros,
  • Sino con su propia sangre,
  • Obteniendo redención eterna.

La sangre de animales purificaba externamente, pero la sangre de Cristo purifica la conciencia, para que sirvamos al Dios vivo.

Por esto, Jesús es el mediador de un nuevo pacto, para que los llamados reciban la promesa de la herencia eterna, ya que su muerte redime de las transgresiones bajo el primer pacto.

Se explica que:

  • Donde hay testamento, es necesario que haya muerte del testador.
  • Por tanto, el primer pacto también fue inaugurado con sangre (Moisés roció sangre sobre el pueblo y los utensilios).
  • Sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados.

La Obra Final de Cristo (Hebreos 9:23-28)

Cristo no entró en santuarios hechos por manos humanas, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora por nosotros ante Dios.

  • No se ofrece muchas veces como los sumos sacerdotes,
  • Se ofreció una sola vez para quitar el pecado por medio de su sacrificio.

Así como está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después el juicio,

  • Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos,
  • Y aparecerá por segunda vez, no para cargar pecado, sino para salvar a los que lo esperan.

Versículo clave de Hebreos 9:

Así que, Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan. Hebreos 9:28

Este versículo resume de manera profunda la obra redentora de Cristo y nuestra esperanza futura. Jesús se ofreció una sola vez como sacrificio perfecto para quitar el pecado, logrando así lo que los sacrificios antiguos no podían hacer. Pero también se anuncia que aparecerá nuevamente, no para tratar con el pecado —ya resuelto en su primera venida—, sino para traer plena salvación a quienes le esperan con fe.

Este pasaje nos recuerda la suficiencia de la obra de Cristo y nos anima a vivir con la mirada puesta en su regreso, en esperanza activa y en comunión diaria con Él.

Oración:

Señor Jesús, gracias porque tu sacrificio fue suficiente para borrar mis pecados. Ayúdame a vivir cada día con fe y esperanza, aguardando con gozo tu regreso. Fortalece mi corazón para permanecer firme, confiando en que vendrás a llevarnos a la plenitud de tu salvación. En tu nombre precioso, Amén.