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Éxodo 4 – Las señales de Moisés y su envío a Egipto
Éxodo 4 muestra cómo Dios equipa y respalda a quienes llama, aunque estos se sientan incapaces.
- Moisés aprende que su debilidad no es obstáculo para el poder de Dios.
- La ira de Dios se enciende ante la falta de fe, pero también muestra misericordia al darle a Aarón como compañero.
- El episodio de la circuncisión recuerda que el libertador debe ser también obediente al pacto.
- El capítulo termina con esperanza: el pueblo de Israel reconoce que Dios no se ha olvidado de ellos.
1. Dios da señales a Moisés (Éxodo 4:1-9)
- Moisés teme que los israelitas no crean que Dios se le apareció (v.1).
- Dios le da tres señales:
- Su vara se convierte en serpiente y luego vuelve a ser vara (v.2-4).
- Su mano se vuelve leprosa al meterla en su pecho y sana al sacarla (v.6-7).
- Si no creen con estas señales, tomará agua del Nilo y se convertirá en sangre sobre la tierra (v.9).
- Su vara se convierte en serpiente y luego vuelve a ser vara (v.2-4).
2. Objeciones de Moisés y respuesta de Dios (Éxodo 4:10-17)
- Moisés objeta diciendo que es torpe de palabras (v.10).
- Dios responde: “¿Quién dio la boca al hombre?… ¿No soy yo Jehová? Ahora ve, que yo estaré con tu boca” (v.11-12).
- Aun así, Moisés ruega que envíe a otro. Entonces la ira de Dios se enciende, pero le concede que Aarón, su hermano, hable por él (v.13-16).
- Dios ordena que Moisés lleve la vara, que será usada para las señales (v.17).
3. Moisés regresa a Egipto (Éxodo 4:18-23)
- Moisés pide permiso a Jetro, su suegro, para volver a Egipto; Jetro le da su bendición (v.18).
- Dios le asegura que todos los que buscaban matarlo han muerto (v.19).
- Moisés toma a su esposa y a sus hijos y regresa a Egipto con la vara de Dios en su mano (v.20).
- Dios le dice que muestre las maravillas ante faraón, pero que éste endurecerá su corazón (v.21).
- Dios llama a Israel “mi hijo, mi primogénito”, y advierte que si faraón no lo deja ir, Él matará a su primogénito (v.22-23).
4. Circuncisión y pacto renovado (Éxodo 4:24-26)
- En el camino, Jehová busca a Moisés para matarlo (v.24).
- Séfora, su esposa, circuncida a su hijo y toca los pies de Moisés con el prepucio, diciendo: “A la verdad tú me eres un esposo de sangre” (v.25).
- Con esto, Jehová lo deja, mostrando la importancia de cumplir el pacto de la circuncisión.
5. Encuentro con Aarón y llegada a Egipto (Éxodo 4:27-31)
- Dios envía a Aarón al desierto, y allí se encuentra con Moisés; ambos se abrazan (v.27).
- Moisés le cuenta todas las palabras de Dios y las señales dadas (v.28).
- Reúnen a los ancianos de Israel, Aarón habla, y Moisés hace las señales delante del pueblo (v.29-30).
- El pueblo cree y se inclinan para adorar a Dios, reconociendo que Jehová ha visitado a su pueblo y ha visto su aflicción (v.31).
Versículo clave de Éxodo 4:
Y ahora, pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar. Éxodo 4:12
En este capítulo, Moisés sigue expresando sus dudas y temores ante el llamado de Dios. Siente que no tiene la elocuencia ni la capacidad para hablar ante el faraón. Pero Dios responde con una promesa poderosa: “Yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.” Con estas palabras, el Señor le recuerda que la misión no depende de la habilidad humana, sino del respaldo divino.
La debilidad de Moisés se convierte en la oportunidad perfecta para que el poder de Dios se manifieste. Él no busca instrumentos perfectos, sino corazones dispuestos. Cuando Moisés insiste en sus limitaciones, Dios le recuerda que Él es el creador de la boca y quien da la palabra. La seguridad de Moisés no debía estar en sí mismo, sino en el Dios que lo enviaba.
Este versículo nos enseña que cuando Dios nos llama a hablar, dar testimonio o servir, Él mismo nos capacita. No se trata de tener la mejor preparación o confianza propia, sino de depender del Espíritu Santo que nos guía. Nuestra tarea es obedecer; la de Dios es darnos las palabras correctas y la valentía necesaria.
Oración:
Señor, gracias porque no me pides perfección, sino disposición. Aun cuando me siento limitado o inseguro, recuérdame que tú eres quien me da las palabras y la capacidad para cumplir tu llamado. Ayúdame a confiar más en tu poder que en mis fuerzas, y a hablar con valentía lo que pongas en mi boca. Que en cada conversación y acción se refleje que es tu Espíritu quien me guía. En el nombre de Jesús, Amén.