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Éxodo 29 – Consagración sacerdotal y ofrendas diarias
Éxodo 29 enseña que el ministerio sacerdotal era un llamado de santidad, servicio y sacrificio:
- El lavado, la unción y las vestiduras muestran que el sacerdote debía ser apartado y purificado para Dios.
- Los sacrificios simbolizan la necesidad de expiación, dedicación total y obediencia al servicio divino.
- Las ofrendas diarias recuerdan que la adoración no es un evento ocasional, sino un acto continuo de consagración.
Este capítulo anticipa a Cristo, el Sumo Sacerdote perfecto, quien se ofreció a sí mismo una sola vez y abrió el camino para que todos seamos sacerdotes en Él.
1. Preparación para la consagración (Éxodo 29:1-9)
- Jehová instruye a Moisés sobre cómo consagrar a Aarón y sus hijos para que sean sacerdotes:
- Se requiere un becerro y dos carneros sin defecto.
- Panes sin levadura, tortas amasadas con aceite y hojaldres untados con aceite (v.1-2).
- Se requiere un becerro y dos carneros sin defecto.
- Aarón y sus hijos deben ser lavados con agua, vestidos con sus vestiduras sagradas y ungidos con aceite (v.4-7).
- Aarón es ceñido con el efod y el pectoral, y sus hijos reciben túnicas y cintos para ser consagrados como sacerdotes (v.8-9).
2. Los sacrificios de consagración (Éxodo 29:10-28)
- El becerro por el pecado: Aarón y sus hijos imponen sus manos sobre él; luego es sacrificado, y su sangre se pone en los cuernos del altar. El resto se quema fuera del campamento (v.10-14).
- El primer carnero: se ofrece como holocausto, quemándose todo en olor grato a Jehová (v.15-18).
- El segundo carnero: se sacrifica, y con su sangre se toca la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el pulgar del pie derecho de Aarón y sus hijos, simbolizando consagración total al servicio de Dios (v.19-20).
- Se ofrecen el pecho y la espaldilla como ofrenda mecida y elevada, señal de dedicación (v.21-28).
3. Panes y vestiduras santificadas (Éxodo 29:29-37)
- Se ordena que las vestiduras sagradas de Aarón pasen a sus hijos después de él (v.29-30).
- Durante siete días se repite el rito de consagración, santificando el altar y los sacerdotes (v.35-37).
- El altar será cosa santísima, y todo lo que toque en él será santificado (v.37).
4. Ofrendas diarias perpetuas (Éxodo 29:38-46)
- Cada día debían ofrecerse dos corderos de un año: uno en la mañana y otro al atardecer (v.38-39).
- Con cada cordero se presentaba una ofrenda de harina, aceite y vino (v.40-41).
- Estas ofrendas serían olor grato, testimonio del pacto de Dios con Israel (v.42).
- Jehová promete habitar entre los hijos de Israel y ser su Dios:
“Y conocerán que yo soy Jehová su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto, para habitar en medio de ellos” (v.46).
Versículo clave de Éxodo 29:
Y habitaré entre los hijos de Israel, y seré su Dios. Éxodo 29:45
En este capítulo, Dios instruye a Moisés sobre la consagración de Aarón y sus hijos como sacerdotes, así como los sacrificios que debían ofrecerse diariamente. El propósito de estos rituales no era solo cumplir una ceremonia, sino preparar un espacio santo donde Dios pudiera manifestar su presencia entre su pueblo.
El versículo clave expresa la intención más profunda del Señor: no solo dar leyes o sacrificios, sino habitar en medio de su pueblo y ser su Dios. Desde el principio, ese ha sido el anhelo de Dios: tener comunión con el hombre, caminar con él y manifestar su gloria entre nosotros.
Este pasaje nos recuerda que en Cristo tenemos la plenitud de esa promesa. Jesús es Emanuel, “Dios con nosotros”, y gracias a su sacrificio ya no necesitamos de sacrificios diarios ni de un tabernáculo físico, porque Él mismo abrió el camino para que Dios habite en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo.
Oración:
Señor, gracias porque tu deseo es habitar con tu pueblo y conmigo personalmente. Gracias porque en Cristo has hecho posible que tu presencia more en mi vida. Ayúdame a vivir cada día consciente de que tú eres mi Dios y yo soy tuyo. Que mi vida sea un santuario donde tu gloria se manifieste, y que todo lo que haga refleje tu amor y tu santidad. En el nombre de Jesús, Amén.