Deuteronomio 3 – La derrota de Og, el reparto de la tierra y la mirada final de Moisés
En Deuteronomio 3, Moisés continúa recordando cómo Dios dio victorias decisivas a Israel y cómo comenzó el reparto de la tierra al oriente del Jordán. Este capítulo combina triunfo, orden, y emoción, porque también incluye la súplica personal de Moisés y la confirmación de que no entrará en la tierra prometida. Dios es fiel en la conquista, pero también firme en Su disciplina.
Contenido
1. Dios concede victoria aun frente a enemigos temibles
Og, rey de Basán, parecía invencible, pero no era rival para el poder de Dios.
2. La tierra conquistada se reparte con responsabilidad
Las tribus que reciben herencia primero deben comprometerse con el resto del pueblo.
3. Moisés recuerda la fidelidad de Dios en la conquista
Las victorias no fueron casuales: Dios peleó por Israel en cada batalla.
4. Moisés ruega por entrar en la tierra prometida
El líder expresa su deseo más profundo, pero se somete a la voluntad de Dios.
5. Josué es afirmado como el futuro líder
Dios fortalece a Josué y lo prepara para continuar la obra.
1. Victoria sobre Og, rey de Basán (Deuteronomio 3:1-7)
- Israel sube por el camino de Basán, y Og sale a enfrentarlos en Edrei (v.1).
● Dios anima a Moisés: “No le temas, porque en tu mano lo he entregado” (v.2).
● Israel derrota a Og, a sus hijos y a todo su pueblo (v.3).
● Conquistan sesenta ciudades fortificadas (v.4-5).
● El botín es grande y la victoria total (v.6-7).
● Ningún enemigo es demasiado fuerte cuando Dios pelea.
2. Reparto de la tierra al oriente del Jordán (Deuteronomio 3:8-17)
- Moisés recuerda la tierra tomada a Sehón y Og (v.8).
● El territorio va desde el Arnón hasta el monte Hermón (v.8-9).
● Se asigna la tierra a Rubén, Gad y media tribu de Manasés (v.12-13).
● Jair toma varias ciudades y las llama por su nombre (v.14).
● El reparto se hace conforme a lo que Dios había determinado.
3. Compromiso militar de las tribus orientales (Deuteronomio 3:18-22)
- Moisés recuerda el pacto con Rubén, Gad y Manasés (v.18).
● Ellos deben cruzar armados para ayudar a conquistar Canaán (v.18-20).
● Moisés anima a Josué: así como Dios venció a Sehón y Og, vencerá a los demás reyes (v.21-22).
● La victoria pasada fortalece la fe para el futuro.
4. Moisés ruega entrar en la tierra prometida (Deuteronomio 3:23-27)
- Moisés ora pidiendo ver la buena tierra al otro lado del Jordán (v.23-25).
● Dios se enoja y le responde que no entrará (v.26).
● Le permite subir al monte Pisga para ver la tierra desde lejos (v.27).
● Aun en la negativa, Dios muestra misericordia y honra a su siervo.
5. Josué es confirmado como líder de Israel (Deuteronomio 3:28-29)
- Dios ordena a Moisés animar y fortalecer a Josué (v.28).
● Josué será quien guíe al pueblo a la conquista (v.28).
● Israel permanece en el valle frente a Bet-peor (v.29).
● La obra de Dios continúa de generación en generación.
Versículo clave de Deuteronomio 3:
No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros. Deuteronomio 3:22
En Deuteronomio 3, Moisés continúa recordando al pueblo las victorias que Dios les concedió en el camino hacia la tierra prometida. Derrotaron a Sehón, rey de Hesbón, y a Og, rey de Basán, un enemigo temido por su fuerza y tamaño. Estas batallas no fueron casuales; fueron señales claras de que Dios ya estaba entregando la tierra en sus manos.
Lo significativo es que estas victorias ocurrieron antes de cruzar el Jordán. Dios estaba fortaleciendo la fe del pueblo, mostrándoles que los gigantes no eran más grandes que Su poder. Cada triunfo era un anticipo de lo que vendría, una confirmación de que Él cumple lo que promete.
El capítulo también muestra un momento profundamente humano: Moisés pide a Dios entrar en la tierra prometida. Su ruego nace del deseo de ver con sus propios ojos aquello por lo que había luchado toda su vida. Sin embargo, Dios le dice que no. Aunque la respuesta es dolorosa, Moisés la acepta con humildad y se enfoca en preparar a Josué para liderar al pueblo.
Aquí aprendemos que no siempre veremos el cumplimiento completo de lo que sembramos, pero eso no invalida nuestra obediencia ni el valor de nuestro servicio. Moisés no cruza el Jordán, pero su vida deja una herencia espiritual firme y un liderazgo bien establecido.
Deuteronomio 3 nos recuerda que Dios pelea por nosotros, que las victorias del pasado deben fortalecer nuestra fe para el futuro, y que cada temporada de nuestra vida —aun aquellas donde debemos soltar— tiene propósito en Su plan perfecto.
Oración:
Señor, gracias por las victorias que me has dado en el camino. Ayúdame a recordarlas cuando enfrento nuevos desafíos y a confiar en que tú sigues peleando por mí. Enséñame a aceptar tus decisiones con humildad y a ser fiel incluso cuando debo soltar lo que anhelo. Que mi vida deje una herencia de fe y obediencia. En el nombre de Jesús, Amén.