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Apocalipsis 1 – Introducción a la Revelación de Jesucristo
Apocalipsis 1 establece el fundamento de la revelación de Jesucristo que Juan recibe, destacando la majestad y el poder de Cristo.
- Jesús es eterno: “el Alfa y la Omega”, el principio y el fin de todo.
- La visión de Cristo como el Hijo del Hombre resalta su gloria y autoridad divina, que es la base del juicio y la salvación.
- Además, la declaración de que Jesús tiene las llaves de la muerte y del Hades muestra que Él tiene autoridad sobre la vida y la muerte, y es el único que puede salvar y juzgar.
Este capítulo también establece el carácter profético de Apocalipsis, que se desarrollará a lo largo del libro: el mensaje para las siete iglesias y la revelación futura. A través de este capítulo, los creyentes son llamados a reconocer el Señorío de Cristo sobre todo, incluso sobre las pruebas y persecuciones que enfrentan.
Apocalipsis 1 nos desafía a vivir con una visión clara de Cristo en su gloria y majestad, y a entender que todo lo que está por suceder está bajo su control absoluto.
1. Saludo y Presentación (Apocalipsis 1:1-3)
El apóstol Juan comienza el libro de Apocalipsis explicando que la revelación de Jesucristo fue dada por Dios para mostrar a sus siervos lo que debe suceder pronto.
- Esta revelación fue enviada por medio de su ángel a Juan, quien la escribió con fidelidad (v.1).
- Bienaventurado el que lee, los que oyen y guardan las palabras de esta profecía, porque el tiempo está cerca (v.3).
2. Saludo a las Siete Iglesias (Apocalipsis 1:4-8)
Juan dirige el saludo a las siete iglesias que están en Asia (en las regiones de Asia Menor), deseándoles gracia y paz de parte de Dios Padre y de Jesucristo.
- Jesús es descrito como el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra (v.5).
- Jesús nos ama y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre, y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios (v.6).
- Jesús viene con las nubes, y todos lo verán: los que lo traspasaron también lo verán y lamentarán (v.7).
- Juan concluye con una declaración poderosa de Jesús:
“Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin”, dice el Señor, el que es, el que era y el que ha de venir, el Todopoderoso.” (v.8)
3. La Visión de Juan (Apocalipsis 1:9-16)
Juan, quien se encuentra en la isla de Patmos debido a su testimonio de Jesucristo, tiene una visión sobrenatural del Hijo del Hombre:
- Juan ve a Jesús en su gloria, vestido con una túnica que llegaba hasta los pies, con un cinturón de oro, y con cabello blanco como la lana (v.13-14).
- Sus ojos son como llama de fuego, sus pies como bronce bruñido, y su voz como el estruendo de muchas aguas (v.15).
- En su mano derecha, Jesús tiene siete estrellas, y de su boca sale una espada aguda de dos filos (v.16).
- Su rostro resplandece como el sol en su fuerza (v.16).
4. La Reacción de Juan (Apocalipsis 1:17-18)
Al ver esta visión, Juan cae como muerto ante la presencia de Cristo.
- Jesús lo toca y le dice:
“No temas; yo soy el primero y el último, y el que vivo y estuve muerto, pero he aquí que vivo por los siglos de los siglos. Amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.” (v.17-18)
5. Instrucciones sobre las Siete Iglesias (Apocalipsis 1:19-20)
Jesús da instrucciones a Juan para que escriba las cosas que ha visto, las que son y las que han de suceder después de estas (v.19).
- Las siete estrellas que Jesús tiene en su mano representan a los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros son las siete iglesias (v.20).
Versículo clave de Apocalipsis 1:
Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. Apocalipsis 1:8
Este versículo resalta la soberanía absoluta de Jesucristo. Él es el principio y el fin de todas las cosas, el que abarca el pasado, el presente y el futuro. Al llamarse a sí mismo el Alfa y la Omega (la primera y última letra del alfabeto griego), Jesús está afirmando su eternidad y su autoridad sobre toda la creación. Él no solo está presente en todo el curso de la historia, sino que es el centro de toda la historia.
Este pasaje nos recuerda que nada escapa de su control. Desde la creación hasta el fin de los tiempos, Jesús es el soberano que sostiene y guía todo con su poder. Podemos tener paz y confianza en saber que estamos en las manos del Todopoderoso, cuyo plan es perfecto y eterno.
Oración:
Señor, gracias porque Tú eres el Alfa y la Omega, el principio y el fin. En medio de la incertidumbre, puedo descansar en Tu soberanía, sabiendo que Tú controlas todo. Ayúdame a vivir con la certeza de que Tu plan es perfecto y eterno, y que mi vida está segura en Tu mano. En el nombre de Jesús, Amén.