1 Juan 4 – El Amor de Dios y el Llamado a Amar a los Demás
1 Juan 4 nos enseña que el amor es la esencia de la vida cristiana.
- Dios es amor (v.8), y la expresión suprema de Su amor fue enviar a Jesús para salvarnos.
- Como creyentes, estamos llamados a vivir y reflejar este amor en nuestras relaciones con los demás.
- Amar a Dios es inseparable de amar al prójimo: si realmente hemos experimentado el amor de Dios, lo reflejaremos en nuestra vida y acciones.
Este capítulo también nos recuerda que el amor perfecto no solo nos da paz, sino que echa fuera el temor, especialmente en el juicio final, porque estamos seguros en el amor de Dios.
El amor de Dios, vivido en la comunidad cristiana, es la mayor evidencia de nuestra fe verdadera.
- Prueba de los Espíritus (1 Juan 4:1-6)
Juan comienza este capítulo advirtiendo a los creyentes a probar los espíritus, porque no todo espíritu es de Dios.
- Hay falsos profetas que no han venido de Dios, y la manera de reconocerlos es si confiesan que Jesús ha venido en carne, ya que esto es el Espíritu de Dios (v.2).
- Aquellos que no reconocen a Jesús como el Cristo no tienen el Espíritu de Dios (v.3).
Los creyentes, por su parte, son de Dios, y han vencido al mundo.
“El que está en vosotros es mayor que el que está en el mundo” (v.4).
- Los falsos profetas son del mundo, hablan según el mundo y el mundo los escucha.
- Pero los creyentes son de Dios y escuchan a Dios (v.6).
- El Amor de Dios Manifestado en Cristo (1 Juan 4:7-10)
Juan hace un llamado a los creyentes a amarse unos a otros, porque el amor viene de Dios.
“Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios; todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.” (v.7)
El amor de Dios se ha manifestado en nosotros de manera suprema:
- Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por Él (v.9).
- Este es el amor: no que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados (v.10).
- Llamado a Amar a los Demás (1 Juan 4:11-16)
Si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos unos a otros (v.11).
“Si Dios nos ha amado, también nosotros debemos amarnos unos a otros.” (v.11)
- Aunque nadie ha visto a Dios, si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros (v.12).
- El amor perfecto echa fuera el temor, porque el temor tiene que ver con el castigo, pero el que teme no ha sido perfeccionado en el amor (v.18).
- Nosotros amamos porque Él nos amó primero (v.19).
- La Relación entre Amar a Dios y Amar al Prójimo (1 Juan 4:17-21)
Juan afirma que el amor perfecto de Dios en nosotros produce una confianza en el día del juicio, porque en este mundo somos como Cristo (v.17).
- El que teme no ha sido perfeccionado en el amor (v.18).
- Si amamos a Dios, debemos amar a nuestro hermano, porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto (v.20).
- Este mandamiento es claro: quien ama a Dios debe también amar a su hermano (v.21).
Versículo clave de 1 Juan 4.
En esto se ha mostrado el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. 1 Juan 4:9
Este versículo nos revela el amor perfecto de Dios. El amor de Dios no es solo un sentimiento abstracto, sino que se mostró de manera concreta a través del envío de Su Hijo unigénito al mundo. Jesús vino para que pudiéramos tener vida a través de Él, demostrando que el verdadero amor es sacrificio y acción. El amor de Dios no solo nos salva, sino que nos ofrece una vida nueva y eterna en Cristo.
Este pasaje nos invita a reconocer la profundidad de ese amor que nos ha sido dado gratuitamente. No solo somos amados, sino que somos llamados a vivir por ese amor, a reflejarlo en nuestras vidas y relaciones diarias.
Oración:
Señor, gracias por tu amor tan grande y perfecto, manifestado en la entrega de tu Hijo. Ayúdame a vivir cada día a la luz de ese amor, amando a los demás como Tú me amas. Que mi vida sea una respuesta agradecida a tu sacrificio, reflejando tu gracia y amor en el mundo. En el nombre de Jesús, Amén.