Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial. Mateo 6:14
La oración del Señor nos revela algo profundamente transformador acerca de Dios. En tiempos de Jesús, llamar a Dios «Padre» era una idea radical y maravillosa. Israel comprendía una relación nacional con Dios, pero Jesús introdujo una relación personal e íntima.
Qué asombroso es saber que el Creador del universo desea una relación cercana con nosotros. Al confiar en Jesús como Salvador, somos recibidos en la familia de Dios. Esta relación no se basa en nuestra perfección ni en nuestros méritos, sino en Su amor y aceptación incondicionales.
La oración modelo de Jesús nos enseña a cultivar transparencia e intimidad con el Padre, tal como debe ser una relación entre padre e hijo. Nos guía a expresar nuestras necesidades, confesar nuestros pecados y reconocer nuestras debilidades. Como buen Padre, Dios responde con amor y sabiduría, y se hace presente en nuestros momentos de quietud, brindándonos consuelo y la seguridad de que nunca estamos solos.
Jesús reconoció tanto la santidad y soberanía del Padre como Su deseo de involucrarse personalmente en nuestra vida. Si anhelas conocer a Dios como Padre, sigue el modelo de la oración del Señor. A medida que te abres a Él, descubrirás cuán cerca desea estar.
Padre celestial, gracias porque me permites acercarme a ti con confianza y llamarte Padre. Enséñame a orar con sinceridad, humildad y fe. Ayúdame a perdonar, a depender de ti y a vivir consciente de tu presencia diaria. Quiero conocerte más profundamente y caminar en una relación íntima contigo. En El Nombre de Jesús, Amén.