Biblia Devocional en 1 Año: Números 36

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Números 36 – La herencia de las hijas de Zelofehad y la preservación de la unidad tribal

Números 36 cierra el libro con un tema que conecta justicia, herencia y unidad: las hijas de Zelofehad, mencionadas antes en el capítulo 27, reciben instrucción adicional sobre cómo preservar la integridad de la herencia familiar y tribal. Este capítulo revela que Dios cuida no solo de individuos, sino también de la estructura y continuidad de Su pueblo.

Contenido

1. Un problema práctico con implicaciones espirituales

La herencia que recibieron las hijas podía pasar a otra tribu si ellas se casaban fuera, afectando la distribución dada por Dios.

2. Dios asegura justicia sin romper la unidad

La solución mantiene el derecho de las hijas mientras protege los límites establecidos por Dios para cada tribu.

3. La obediencia protege la herencia

Las hijas aceptan la instrucción sin resistencia: la bendición se preserva cuando se obedece.

4. Cada tribu debe guardar lo que Dios le asignó

La organización territorial era parte del pacto; obedecer estas normas evitaba desorden futuro.

5. El libro termina afirmando el orden divino

Israel se prepara para entrar en la tierra con claridad, justicia y unidad.

1. Los jefes de la familia de Manasés presentan la preocupación (Números 36:1-2)

  • Los líderes de la familia de Galaad (de la tribu de Manasés) se acercan a Moisés (v.1).
    ● Explican que las hijas de Zelofehad heredarán tierras dentro de su tribu (v.2).
    ● Pero si ellas se casan con hombres de otra tribu, esa tierra pasaría a otra herencia.
    ● El problema no es egoísmo, sino preservar la integridad tribal ordenada por Dios.

2. El riesgo de perder territorio tribal (Números 36:3-4)

  • Si las hijas se casan fuera de la tribu, la tierra recibida por sorteo se movería a otra tribu (v.3).
    ● En el año del jubileo, esas tierras cambiarían formalmente de posesión (v.4).
    ● Esto afectaría la distribución justa dada por Dios.
    ● La preocupación busca preservar el orden divino, no limitar la libertad.

3. Dios da una solución sabia y justa (Números 36:5-9)

  • Moisés consulta al Señor —la respuesta proviene directamente de Dios (v.5).
    ● Dios establece que las hijas pueden casarse con quien deseen, pero dentro de su propia tribu (v.6).
    ● Esto garantiza dos cosas:
    – Ellas mantienen su herencia.
    – La tribu mantiene su territorio.
    ● Cada tribu debe conservar su propia heredad (v.7).
    ● Ninguna heredad podrá transferirse de una tribu a otra (v.9).
    ● Dios protege la justicia familiar y la unidad nacional al mismo tiempo.

4. Las hijas de Zelofehad obedecen fielmente (Números 36:10-12)

  • Mala, Tirsa, Hogla, Milca y Noa obedecen exactamente lo que Jehová ordena (v.10).
    ● Se casan con hombres de las familias de Manasés (v.11).
    ● Su obediencia preserva su herencia y honra a Dios.
    ● Esta familia se convierte en un ejemplo de fe humilde, sabiduría y sumisión al orden divino.

5. Conclusión del libro: orden, herencia y obediencia (Números 36:13)

  • El libro concluye afirmando que estas son las ordenanzas dadas por Jehová en las llanuras de Moab (v.13).
    ● Israel está listo para entrar en la tierra con un sistema justo, claro y santo.
    ● El viaje del desierto termina con un pueblo ordenado alrededor de la Palabra de Dios.

Versículo clave de Números 36:

Y no ande la heredad rodando de una tribu a otra, sino que cada una de las tribus de los hijos de Israel estará ligada a su heredad. Números 36:9

En este capítulo final, Dios se ocupa de un asunto muy humano y práctico: la preservación de la herencia. Las familias de la tribu de Manasés expresan su preocupación acerca del matrimonio de las hijas de Zelofehad, quienes habían recibido una porción especial de tierra como resultado de su justa petición. Temían que, si ellas se casaban fuera de su tribu, esa parte de la tierra se perdiera y pasara a otra familia.

La respuesta de Dios no es rígida, pero sí protectora: las hijas pueden casarse, pero dentro de su tribu, para que la herencia permanezca donde Él la asignó. No se trata de limitar su vida, sino de cuidar lo que Dios les había dado. Cada tribu tenía una porción, un lugar asignado, un legado que no debía diluirse ni perderse con el tiempo.

El capítulo resalta algo hermoso: las hijas obedecen con un corazón dispuesto. No pelean por preferencias personales; valoran la herencia que Dios les dio por encima de cualquier otra consideración. Aceptan la instrucción porque reconocen el valor de lo que han recibido.

Números 36 nos invita a reflexionar en la herencia espiritual que Dios también nos ha entregado. Un llamado, una gracia, un don, una identidad en Cristo. Hay cosas que Dios ha puesto en nuestras manos que necesitan ser guardadas, protegidas, valoradas. La herencia se puede perder cuando abrimos puertas equivocadas, cuando nos unimos a cosas o personas que no fortalecen nuestra fe, o cuando descuidamos lo que Dios nos asignó.

Dios no protege nuestra herencia para limitarnos, sino para que podamos disfrutar plenamente de ella. La obediencia de estas mujeres nos recuerda que cuando valoramos lo que Dios nos ha dado, nuestras decisiones se vuelven más sabias, más fuertes y más alineadas con Su propósito.

Con este capítulo se cierra el libro de Números, un libro lleno de caminos, correcciones, milagros, caídas, victorias, pérdidas y renuevos. Un libro que, como nuestra vida, combina desierto y promesa, disciplina y gracia, espera y cumplimiento. Y en cada paso, Dios ha sido fiel.

Oración:

Señor, gracias por la herencia espiritual que has puesto en mis manos. Ayúdame a valorarla, protegerla y vivirla con sabiduría. Que mis decisiones reflejen mi gratitud por lo que tú me has dado y no permita que nada robe ni diluya lo que has depositado en mí. Gracias por acompañarme en cada jornada, como acompañaste a tu pueblo. En el nombre de Jesús, Amén.