Guerrero de Dios: Un amor que perdura para siempre

Publicado por

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Romanos 8:31

Dios es amor. Su naturaleza misma lo lleva a amar incondicionalmente a Su creación. Eso significa que, sin importar lo que hayamos hecho, Él no deja de amarnos. Al leer esto, muchos podrían pensar que hay razones por las cuales ellos serían la excepción. Pero dejémoslo claro: Dios tiene un amor profundo por cada uno de nosotros, y lo único que puede impedir que lo experimentemos es nuestra respuesta a Él.

Romanos 8:31 nos recuerda que Dios está del lado del creyente. Para hacernos suyos y permitirnos entrar en relación con Él, entregó a Su Hijo hasta la muerte. El sacrificio de Jesús es la prueba suprema del amor de Dios, pero no la única. El Señor tiene un propósito y un plan para cada uno de Sus hijos. En Su soberanía, Él ordena todas las cosas—lo bueno y lo difícil—para nuestro bien (Romanos 8:28). Es un Padre amoroso, interesado profundamente en nuestra vida y activamente involucrado en cada detalle.

Algunas personas leen la Biblia y creen intelectualmente lo que dice, pero aun así se sienten sin amor porque se juzgan indignas. Esa duda actúa como un muro que bloquea la experiencia del amor de Dios. Ese muro permanece mientras alguien piense que el amor divino debe ganarse. Pero, gracias a Dios, nuestro Padre es paciente y derrama Su amor sobre nosotros mientras aprendemos a recibir la verdad.

Padre celestial, gracias por tu amor inagotable y paciente. Ayúdame a creer lo que dices sobre mí y a derribar las barreras que mi corazón ha levantado. Enséñame a descansar en tu gracia y a confiar en tu cuidado diario. Permite que tu amor transforme mis pensamientos, mis emociones y mis decisiones. Recuérdame que nada puede separarme de ti. En El Nombre de Jesús, Amén.