Números 23 – Dios habla a través de Balaam: bendición en lugar de maldición
Números 23 recoge dos de los oráculos más importantes de Balaam. Balac quiere maldecir a Israel, pero Dios transforma cada intento en una bendición. Este capítulo muestra que la palabra de Dios es irrevocable, que Él no cambia, y que ninguna fuerza humana o espiritual puede revertir lo que Él ha decidido bendecir.
Contenido
1. Dios frustra los planes de maldición
Aunque Balac manipula escenarios, altares y sacrificios, no puede controlar la voz de Dios. La soberanía divina prevalece por encima de toda estrategia humana.
2. Balaam aprende que solo puede decir lo que Dios dice
El profeta intenta adaptarse al deseo del rey, pero Dios mismo pone palabras en su boca. La verdadera autoridad está en la palabra de Jehová.
3. Israel bendito no por mérito, sino por elección divina
Los oráculos destacan la identidad de Israel como pueblo separado y amado por Dios, no porque sea perfecto, sino porque Dios lo escogió.
4. Dios no cambia ni se arrepiente de su promesa
En su discurso más famoso, Balaam declara que Dios no miente ni cambia. Su pacto es firme y su bendición es segura.
5. La frustración de Balac se incrementa… pero la bendición continúa
Balac intenta un segundo lugar, un segundo altar, un segundo intento… pero Dios sigue hablando bendición. El enemigo puede insistir, pero no puede alterar la voluntad divina.
1. El primer altar y el primer oráculo (Números 23:1-6)
- Balaam pide a Balac construir siete altares y ofrecer un becerro y un carnero en cada uno (v.1-2).
● Balaam se aparta esperando que Jehová le hable (v.3).
● Dios pone palabras en su boca y lo envía de regreso a Balac (v.4-5).
● Balaam regresa listo para proclamar bendición en vez de maldición (v.6).
2. Primer oráculo: Israel es un pueblo apartado (Números 23:7-12)
- Balaam declara que no puede maldecir lo que Dios no ha maldecido (v.8).
● Reconoce que Israel es un pueblo que “habitará solo” y no será contado entre las naciones (v.9).
● Expresa su deseo de morir como los justos, viendo que la porción de Israel es bendita (v.10).
● Balac se enoja, pero Balaam insiste: solo puede hablar lo que Jehová le pone en la boca (v.11-12).
3. Un segundo intento: otro lugar, mismos altares (Números 23:13-17)
- Balac lleva a Balaam a otro lugar desde donde puede ver solo una parte del campamento (v.13).
● Construyen nuevamente siete altares con sus sacrificios (v.14).
● Balaam se aparta para consultar a Jehová, quien vuelve a poner palabra en su boca (v.15-16).
● Balaam regresa al rey con un segundo mensaje que tampoco será una maldición (v.17).
4. Segundo oráculo: Dios no miente y la bendición es irrevocable (Números 23:18-24)
- Balaam declara que Dios no es hombre para mentir ni humano para arrepentirse (v.19).
● Dios ha decidido bendecir, y nadie puede revocarlo (v.20).
● No ha visto iniquidad en Jacob ni perversidad en Israel: Dios lo mira con gracia (v.21).
● Israel es comparado con un león que no puede ser vencido (v.24).
● El oráculo confirma la fuerza, dignidad y protección divina sobre el pueblo.
5. Balac frustrado, pero la obra de Dios avanza (Números 23:25-30)
- Balac pide a Balaam que al menos no bendiga, si no va a maldecir (v.25).
● Pero Balaam insiste: solo hablará lo que Jehová diga (v.26).
● Balac intenta un tercer lugar y construyen otros siete altares (v.27-30).
● El rey insiste, pero la soberanía de Dios prevalece.
● El escenario queda preparado para el tercer oráculo en el capítulo siguiente.
Versículo clave de Números 23:
Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? Números 23:19
En este capítulo, Balac insiste en que Balaam maldiga a Israel, llevando al profeta a distintos lugares con la esperanza de que desde otro ángulo cambie la voluntad de Dios. Pero cada intento termina igual: donde Balac espera una maldición, Dios pone una bendición. No importa la presión, el ambiente o la intención humana; Dios permanece fiel a sus palabras.
El versículo clave es uno de los grandes tesoros de toda la Escritura. En medio de un escenario cargado de manipulación, espiritualidad distorsionada y presiones políticas, se levanta una declaración que ilumina todo: Dios no cambia, no negocia su propósito y no revisa su fidelidad según las circunstancias. Lo que Él decide, permanece. Lo que Él promete, se cumple. Nadie puede torcer lo que Él ha bendecido.
Este capítulo también nos recuerda que muchas veces otros pueden ver desde fuera lo que nosotros mismos no notamos de la gracia de Dios sobre nuestra vida. Mientras Israel ni siquiera sabe lo que está ocurriendo en las alturas de Moab, Dios está protegiendo, hablando y defendiendo a Su pueblo. Ellos están en su campamento, probablemente sin imaginar que se está librando una batalla espiritual en torno a ellos. Pero Dios está actuando.
La fidelidad de Dios no depende de nuestra percepción. Él está obrando, incluso cuando no lo vemos. Él nos defiende, incluso cuando no sabemos que estamos siendo atacados. Él afirma bendición donde otros trazan planes de mal.
Oración:
Señor, gracias porque tu palabra es firme y tu fidelidad es inquebrantable. Ayúdame a confiar en que tú cumples lo que prometes, aun cuando las circunstancias o las voces externas digan lo contrario. Gracias por defenderme aun cuando no lo veo, por protegerme incluso en lo oculto. Descanso en tu constancia y en tu verdad. En el nombre de Jesús, Amén.