Versículo:
Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 1 Pedro 1:15-16
Comentario:
1 Pedro 1:16 dice: “Sed santos, porque Yo soy santo.” ¡Qué mandamiento tan abrumador! Pero eso es precisamente lo que el Señor está comprometido a hacer en nuestra vida: hacernos santos. Su gran plan puede resumirse en una palabra: santificación, que es el proceso de tres etapas mediante el cual Él nos aparta para Sus propósitos.
Primera etapa: ocurre en la salvación. Cuando Dios nos declara justos, nos hace santos en posición.
Segunda etapa: es un progreso continuo mientras nos volvemos cada vez más santos en la práctica. Este proceso continúa durante toda nuestra vida. Deseando que seamos conformados a la imagen de Su Hijo, el Padre trabaja constantemente para moldear nuestro carácter, conducta y conversación (2 Corintios 3:17-18).
Tercera etapa: es nuestra perfección final, cuando poseeremos santidad absoluta. Al morir físicamente, somos liberados del pecado, y en la resurrección, nuestros cuerpos serán hechos perfectos. Estaremos sin falta ni mancha delante de Cristo.
Si pudiéramos ver un destello de cómo será esa tercera etapa, nunca nos quejaríamos del proceso difícil de santificación presente. Nuestros ojos estarían fijados en la meta, y nuestra mayor motivación sería glorificar a Dios al someternos a Su transformación.
Oración:
Padre, gracias por Tu obra constante de santificación en mi vida. Aunque el proceso a veces sea difícil, ayúdame a recordar la gloria que me espera en Cristo. Transforma mis deseos, mis pensamientos y mi carácter para reflejarte más cada día. Dame paciencia, humildad y un corazón dispuesto a ser moldeado por Ti. Que mi vida Te honre mientras avanzas Tu obra perfecta en mí. En El Nombre de Jesús, Amén.