Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8:36-37
En Romanos 8, Pablo presenta un argumento convincente para creer en la seguridad eterna, y lo hace formulando estas preguntas:
¿Quién acusará a los escogidos de Dios?
La respuesta es simple: nadie puede presentar una acusación contra los creyentes y lograr que permanezca. Satanás lo intenta, pero Dios nos ha justificado por medio de Jesús—Él ha declarado que no somos culpables. Si pasas por un período de incredulidad o pecado, puedes perder recompensa, pero no tu eternidad en el cielo con Dios (1 Corintios 3:12-15).
¿Quién nos separará del amor de Cristo?
Sin duda, muchas experiencias ponen a prueba nuestra fe, pero somos salvos por la gracia de Dios. Jesús comprende nuestras pruebas y dudas, y no está interesado en alejarnos a la primera falla. Dios siempre supo que cometeríamos miles de errores después de recibir a Cristo, pero aun así decidió salvarnos.
Algunos seguidores de Jesús temen que aceptar la idea de la seguridad eterna motive a las personas a vivir en pecado porque “no tienen nada que perder”. Pero si pensamos en la grandeza y majestad de nuestro Padre, ¿no tiene más sentido que las personas se sientan motivadas a alabarlo por salvarlos de su desobediencia? Cuanto más conocemos a Jesús y Su amor por nosotros, más lo amaremos y desearemos agradarlo.
Señor, gracias por el amor del que nada ni nadie puede separarme. Ayúdame a vivir con la seguridad de que soy Tuyo para siempre. Que Tu fidelidad despierte en mí un deseo profundo de agradarte, obedecerte y honrarte en cada área de mi vida. Libérame del temor y de la culpa, y lléname con gratitud por la salvación eterna que me has regalado en Cristo. En El Nombre de Jesús, Amén.