Si vas a sobrepensar, hazlo imaginando todos los escenarios donde todo sale bien.
A veces la mente se llena de dudas, de
¿y si no resulta?, ¿y si fallo?, ¿y si no soy suficiente?
Pero… ¿y si sí? ¿Y si todo sale mejor de lo que imaginabas?
¿Y si Dios ya está preparando algo que aún no puedes ver?
Tu mente puede ser un campo de batalla o un jardín de fe.
Tú eliges qué pensamientos sembrar.
Confía, suelta el miedo, y permite que la esperanza tenga la última palabra.
“Porque yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—,
planes de bienestar y no de calamidad,
a fin de darles un futuro y una esperanza.
— Jeremías 29:11