Publicado por Buenos Días. No olvides estas palabras:
A veces, nos sentimos como un jardín descuidado,
con flores marchitas, tierra seca y espinas del pasado.
Miramos dentro de nosotros y pensamos que ya no hay vida,
que todo se ha perdido.
Pero Dios no se olvida de nuestro jardín.
Él se acerca con ternura,
arranca las malas hierbas,
riega con cuidado,
y nutre la tierra con su amor.
Con paciencia, poda lo que ya no florece,
y siembra nuevas semillas de esperanza,
paz y propósito.
Y cuando todo vuelve a florecer,
entendemos: somos jardín de Él.
