A veces callar también es sabiduría.
Yo también le he sonreído a personas que han dicho cosas terribles sobre mí…
Y lo hice con paz, mientras ellos creían que yo no sabía nada.
No porque me faltara coraje, sino porque entendí que no todo se responde con confrontación.
Algunas batallas se ganan con silencio, otras con dignidad… y muchas con gracia.
La verdadera fortaleza no está en exponer lo que sabes… sino en dejar que Dios revele, en su tiempo, lo que tú decidiste cubrir con amor.
Él pelea por ti, y cuando lo hace… nadie queda confundido sobre quién eres realmente.
Confía. El cielo tiene la última palabra.
No paguen a nadie mal por mal…
Procuren hacer lo bueno delante de todos.
Romanos 12:17