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Resumen de Levítico 14 – La purificación del leproso y la limpieza de las casas
Levítico 14 es un capítulo profundamente simbólico que enseña el poder restaurador de Dios. Mientras que Levítico 13 trataba del diagnóstico y el aislamiento, aquí encontramos la gracia y la restauración.
El sacerdote, que antes declaraba impuro, ahora se convierte en instrumento de reconciliación.
El rito con las dos aves es una imagen poderosa del Evangelio: una muere (símbolo del sacrificio) y la otra vuela libre (símbolo de la nueva vida). Así, Cristo murió para que nosotros vivamos libres de la lepra del pecado.
La sangre aplicada y el aceite derramado apuntan a la obra combinada de Cristo y del Espíritu Santo: la sangre limpia, el Espíritu consagra.
La limpieza de las casas muestra que Dios se interesa no solo por la santidad personal, sino también por la pureza del entorno donde habita Su pueblo. La contaminación espiritual y moral debe ser tratada con la misma seriedad que la física.
Este capítulo nos recuerda que la restauración divina es completa: Dios no solo limpia el cuerpo, sino también el alma y el hogar, devolviéndonos a la comunión, la libertad y la santidad.
1. La presentación del leproso sanado (Levítico 14:1-9)
- Jehová da instrucciones a Moisés para el día de la purificación del leproso (v.1-2).
- El sacerdote debía salir fuera del campamento para examinar al sanado (v.3).
- Se tomaban dos avecillas vivas, madera de cedro, grana e hisopo (v.4).
- Una de las aves se degollaba sobre agua corriente en un vaso de barro; la otra se mojaba en la sangre junto con los demás elementos y se soltaba viva en el campo (v.5-7).
- Este rito simbolizaba muerte y vida, purificación y libertad, una imagen del perdón divino.
- Luego, el leproso lavaba su ropa, se afeitaba y se bañaba; podía entrar al campamento, pero debía quedarse fuera de su tienda siete días (v.8).
- Al séptimo día se afeitaba completamente, lavaba su ropa y su cuerpo, y quedaba limpio (v.9).
2. Los sacrificios del octavo día (Levítico 14:10-20)
- Al octavo día debía llevar dos corderos y una cordera sin defecto, además de harina y aceite (v.10).
- El sacerdote ofrecía uno como ofrenda por la culpa; tomaba de su sangre y la ponía sobre el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el dedo gordo del pie derecho del que se purificaba (v.14).
- También derramaba aceite en su propia mano y lo rociaba siete veces delante de Jehová (v.15-16).
- Luego ponía el aceite sobre los mismos puntos donde había puesto la sangre, y el resto sobre la cabeza del purificado (v.17-18).
- Después ofrecía el sacrificio por el pecado, el holocausto y la ofrenda vegetal (v.19-20).
- Todo el proceso simbolizaba restauración completa: del cuerpo, del alma y de la comunión con Dios.
3. Provisión para los pobres (Levítico 14:21-32)
- Si el purificado no podía costear tres corderos, podía llevar un solo cordero y dos tórtolas o dos palominos (v.21-22).
- Se repetían los mismos ritos de sangre y aceite, mostrando que Dios no hace acepción de personas: la purificación era accesible para todos.
4. La lepra en las casas (Levítico 14:33-57)
- Dios establece leyes también para las casas afectadas por moho o humedad en la tierra de Canaán (v.33-34).
- El dueño debía avisar al sacerdote al ver manchas verdosas o rojizas en las paredes (v.35-36).
- El sacerdote examinaba la casa y ordenaba cerrarla por siete días (v.38).
- Si el moho se extendía, se quitaban las piedras afectadas y se reemplazaban; si persistía, se derribaba toda la casa (v.39-45).
- Si la casa era sanada, se hacía un rito de purificación similar al del leproso, con dos aves, madera de cedro, grana e hisopo (v.48-53).
- Finalmente, el sacerdote declaraba la casa limpia (v.53)
Versículo clave de Levítico 14:
Esta será la ley para el leproso cuando se limpiare: será traído al sacerdote. Levítico 14:2
En este capítulo, Dios establece el proceso de purificación para el leproso que había sido sanado. El sacerdote debía salir fuera del campamento para encontrarse con él, examinarlo y, si estaba limpio, realizar un ritual con dos aves, madera de cedro, escarlata e hisopo. Uno de los pájaros se sacrificaba, y el otro era soltado libre, simbolizando la vida restaurada y la libertad que seguían a la purificación.
Este proceso muestra la gracia de Dios que restaura al que ha sido apartado. El leproso no podía regresar por sí mismo; debía ser reconocido y declarado limpio por el sacerdote. Así también, nosotros no podemos limpiarnos del pecado por nuestra cuenta. Necesitamos a nuestro Sumo Sacerdote, Jesucristo, quien salió “fuera del campamento” para encontrarse con nosotros, sanar nuestra lepra espiritual y devolvernos la comunión con Dios.
El ritual de las aves representa bellamente la obra de Cristo: su sacrificio y nuestra libertad. Uno muere, el otro vuela libre —una imagen viva de la redención y la nueva vida que Jesús nos ofrece.
Oración:
Señor, gracias porque cuando estaba lejos y contaminado por el pecado, tú saliste a buscarme y me limpiaste. Gracias por el sacrificio de Jesús, que me dio libertad y nueva vida. Ayúdame a recordar siempre de dónde me has sacado y a vivir con gratitud, pureza y humildad. Que mi vida sea testimonio de tu poder para restaurar lo que estaba perdido. En el nombre de Jesús, Amén.