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Éxodo 30 – El altar del incienso, el censo, el lavacro y el aceite de la unción
Éxodo 30 resalta la necesidad de pureza, expiación y consagración en el servicio a Dios:
- El altar del incienso simboliza la oración continua que sube a la presencia divina (Apocalipsis 5:8).
- El censo con ofrenda enseña que todos somos iguales ante Dios, y que la redención no depende de riqueza, sino de obediencia.
- El lavacro recuerda que acercarse a Dios exige limpieza espiritual y santidad.
- El aceite de la unción y el incienso muestran que lo santo debe ser exclusivo para Dios, no mezclado con lo común.
Este capítulo nos recuerda que la vida en la presencia de Dios requiere oración constante, pureza, expiación y consagración total.
1. El altar del incienso (Éxodo 30:1-10)
- Debía hacerse un altar de madera de acacia, recubierto de oro puro, cuadrado, de un codo de largo y de ancho, y dos de alto (v.1-3).
- Tenía cuernos y una moldura de oro alrededor, con anillos y varas para transportarlo (v.4-5).
- Se colocaría delante del velo, frente al arca del testimonio (v.6).
- Aarón debía quemar en él incienso aromático cada mañana y cada tarde, como rito perpetuo (v.7-8).
- No debía ofrecerse en él holocausto, ofrenda ni libación, solo incienso (v.9).
- Una vez al año, Aarón haría expiación sobre sus cuernos con la sangre del sacrificio por el pecado (v.10).
2. El censo y la ofrenda del rescate (Éxodo 30:11-16)
- Cada vez que se hiciera un censo de Israel, todos debían dar medio siclo de plata como ofrenda a Jehová, para expiación de sus almas (v.12-13).
- Esta ofrenda debía ser igual para ricos y pobres, mostrando la igualdad espiritual ante Dios (v.15).
- El dinero sería usado para el servicio del tabernáculo, como memorial de los hijos de Israel delante de Jehová (v.16).
3. El lavacro de bronce (Éxodo 30:17-21)
- Se ordena hacer un lavacro de bronce con su base también de bronce, y colocarlo entre el tabernáculo y el altar (v.18).
- Aarón y sus hijos debían lavarse allí las manos y los pies antes de entrar al tabernáculo o acercarse al altar, para no morir (v.19-20).
- Este estatuto sería perpetuo para ellos y sus descendientes (v.21).
4. El aceite de la unción y el incienso santo (Éxodo 30:22-38)
- Dios da la fórmula del aceite de la unción: mirra, canela aromática, cálamo, casia y aceite de oliva (v.22-25).
- Este aceite debía ungir el tabernáculo, el arca, los utensilios, el altar y a Aarón y sus hijos, santificándolos (v.26-30).
- Estaba prohibido reproducir este aceite para uso común; quien lo hiciera sería cortado del pueblo (v.31-33).
- También se ordena preparar un incienso aromático especial, reservado únicamente para Jehová (v.34-38).
Versículo clave de Éxodo 30:
Y Aarón quemará incienso aromático sobre él; cada mañana cuando aliste las lámparas lo quemará. Éxodo 30:7
En este capítulo, Dios da instrucciones sobre el altar del incienso, el censo, la fuente de bronce y el aceite de la unción. El altar del incienso debía estar continuamente encendido con aroma grato delante de Dios. Cada mañana y cada tarde, Aarón debía ofrecer incienso, lo que representaba la adoración y las oraciones del pueblo subiendo como olor agradable a la presencia del Señor.
Este versículo nos recuerda la importancia de mantener una vida constante de oración. Así como el incienso no debía apagarse, nuestra comunión con Dios debe ser diaria y constante, no limitada a momentos de necesidad. La oración es el aroma espiritual que sube al cielo, y Dios la recibe con agrado cuando es sincera y brota de un corazón entregado.
Además, el incienso apunta proféticamente a Cristo, nuestro mediador, que intercede continuamente por nosotros delante del Padre. Gracias a Él, nuestras oraciones imperfectas llegan como fragancia aceptable a Dios.
Oración:
Señor, gracias porque me das el privilegio de acercarme a ti en oración y porque recibes mi clamor como un incienso agradable. Ayúdame a buscarte cada día, en la mañana y en la noche, con un corazón sincero. Que mi vida sea un altar encendido en adoración constante, y que mis palabras y pensamientos sean gratos delante de ti. Gracias porque en Cristo tengo acceso directo a tu presencia. En el nombre de Jesús, Amén.