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Génesis 35 – Dios renueva el pacto con Jacob y mueren Raquel e Isaac
Génesis 35 es un capítulo de transición, renovación y despedida.
- Dios renueva su pacto con Jacob, reafirmando su nuevo nombre (Israel) y las promesas dadas a Abraham. Esto representa un nuevo comienzo espiritual para la familia patriarcal.
- La muerte de Raquel, el pecado de Rubén, y la muerte de Isaac marcan momentos de dolor y quebranto, pero también la continuidad del plan de Dios a través de Jacob e Israel.
- Jacob actúa con reverencia, purificando su casa y edificando altar, lo cual nos recuerda que la comunión con Dios exige consagración y obediencia.
Este capítulo nos enseña que, en medio de la vida y la muerte, del pecado y la promesa, Dios sigue guiando y cumpliendo sus planes. Aun cuando enfrentamos pérdidas, errores y dolor, su fidelidad permanece, y su propósito sigue adelante con aquellos que caminan con Él.
1. Dios llama a Jacob a Bet-el (Génesis 35:1-5)
- Dios le dice a Jacob:
“Levántate, sube a Bet-el y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de Esaú” (v.1).
- Jacob ordena a su familia quitar los dioses ajenos, purificarse y cambiar sus vestidos (v.2), mostrando una renovación espiritual.
- Enterrando los ídolos bajo una encina, emprenden el camino, y Dios infunde terror en las ciudades vecinas para protegerlos (v.5).
2. Jacob edifica altar y Dios se le aparece de nuevo (Génesis 35:6-15)
- Jacob llega a Luz, que es Bet-el, y edifica un altar, llamando el lugar El-bet-el (v.6-7).
- Dios se le aparece nuevamente y le confirma:
“Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre” (v.10).
- Dios le reafirma la promesa:
“Yo soy el Dios Omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de naciones procederán de ti” (v.11).
- Jacob levanta una columna de piedra, derrama sobre ella libación y aceite, y llama de nuevo al lugar Bet-el (v.14-15).
3. Muerte de Raquel y nacimiento de Benjamín (Génesis 35:16-20)
- En el camino a Efrata, Raquel da a luz con gran dificultad. Al morir, llama a su hijo Benoni («hijo de mi dolor»), pero Jacob lo nombra Benjamín («hijo de mi diestra») (v.16-18).
- Raquel muere y es sepultada en el camino de Efrata (Belén), y Jacob erige sobre su sepultura una columna que permanece hasta hoy (v.19-20).
4. Pecado de Rubén y muerte de Isaac (Génesis 35:21-29)
- Jacob habita más adelante en Migdal-edar, donde Rubén duerme con Bilha, la concubina de su padre, y Jacob se entera (v.21-22).
Este acto tiene consecuencias futuras, pues Rubén pierde la primogenitura (ver Génesis 49:4).
- Se enumeran los doce hijos de Jacob, recordando las madres de cada grupo (v.23-26).
- Finalmente, Jacob llega a Hebrón, donde vive su padre Isaac, quien muere a los 180 años, y es sepultado por sus hijos Esaú y Jacob (v.27-29).
Versículo clave de Génesis 35:
“Entonces dijo Dios a Jacob: Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.” Génesis 35:1
Después de momentos dolorosos y oscuros, Dios vuelve a hablarle a Jacob con una instrucción clara: «Sube a Bet-el.» Bet-el era el lugar donde Jacob, años antes, había tenido una visión de Dios mientras huía, y donde hizo un voto de adoración si Dios lo protegía. Ahora, Dios lo llama a regresar a ese lugar de encuentro, a renovar su compromiso, y a levantar un altar.
Este llamado no es solo geográfico, es espiritual. Es una invitación a dejar atrás todo lo que se ha contaminado en su caminar: ídolos, temores, decisiones dudosas, y volver al lugar donde todo comenzó, al punto de encuentro con el Dios que le ha sido fiel.
Jacob responde limpiando su casa, quitando los dioses ajenos, y liderando a su familia en una renovación espiritual. Y en Bet-el, Dios le reafirma su nombre nuevo: Israel, y le renueva las promesas hechas a Abraham. Es un momento de restauración, de memoria y de renovación de propósito.
Este versículo nos recuerda que Dios, en su gracia, nos llama a volver. Volver a adorarlo con sinceridad, a levantar altares de comunión, y a recordar quiénes somos en Él. No importa cuánto hayamos fallado o cuán lejos nos hayamos ido, Dios aún nos dice: “Sube a Bet-el y quédate allí.”
A veces, necesitamos volver al primer amor, al momento en que Dios nos habló por primera vez, y permitirle que nos recuerde su fidelidad.
Oración:
Señor, gracias por llamarme de nuevo a tu presencia. Aun cuando me he desviado, tú me invitas a volver al lugar donde comenzó mi caminar contigo. Ayúdame a dejar atrás lo que me contamina, a purificar mi corazón, y a levantar un altar verdadero de adoración. Recuérdame tu fidelidad, y renueva en mí el propósito por el cual me llamaste. Gracias porque tu gracia me alcanza una vez más. En el nombre de Jesús, Amén.