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2 Pedro 1 – Llamado a la Santidad y la Confirmación de la Verdad
2 Pedro 1 nos enseña que la fe cristiana no es estática, sino que debe crecer y reflejarse en nuestra vida diaria.
El creyente debe esforzarse por añadir virtudes a su fe, de modo que esta crezca y se haga más semejante a Cristo.
Además, Pedro reafirma la autoridad apostólica y la verdad infalible de las Escrituras, asegurando que la Palabra de Dios es confiable y eterna, y que el testimonio apostólico de Cristo es veraz.
Este capítulo nos desafía a vivir con diligencia, creciendo en nuestra fe y recordando la certeza del testimonio de los apóstoles, quienes dieron su vida por la verdad del evangelio de Cristo.
1. Introducción y Saludo (2 Pedro 1:1–2)
Pedro se presenta como siervo y apóstol de Jesucristo, dirigido a los que han alcanzado una fe igualmente preciosa por la justicia de Dios y el Salvador Jesucristo.
Les desea gracia y paz en abundancia, que se multiplican por el conocimiento de Dios y de Jesús, nuestro Señor.
2. Llamado a Crecer en la Fe (2 Pedro 1:3–11)
Pedro comienza esta sección asegurando que Dios nos ha dado todo lo necesario para la vida y la piedad mediante su divino poder.
A través de su gloria y virtud, los creyentes han sido llamados a participar de la naturaleza divina y escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a la concupiscencia.
Por eso, Pedro anima a los creyentes a hacer un esfuerzo diligente por añadir a su fe las siguientes virtudes:
- Virtud (exhibir un carácter moral excelente).
- Conocimiento (entender la voluntad de Dios).
- Dominio propio (controlarse a sí mismo).
- Perseverancia (ser firmes en la fe).
- Piedad (devoción y reverencia a Dios).
- Fraternidad (amor fraternal hacia los demás).
- Amor (un amor profundo y sincero hacia todos).
Versículo clave:
«Porque estas cosas están en vosotros y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.» (v.8)
Pedro destaca que, si se desarrollan estas cualidades, nunca caerán, y recibirán una abundante entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (v.11).
3. Recordatorio de la Verdad y la Autoridad Apostólica (2 Pedro 1:12–21)
Confirmación de la Verdad (v.12–15)
Pedro asegura a los creyentes que les recuerda constantemente estas verdades, porque está consciente de que pronto dejará este cuerpo (v.14).
El propósito de su recordatorio es que, después de su partida, ellos puedan recordar siempre estas enseñanzas.
La Autoridad del Testimonio Apostólico (v.16–21)
Pedro también les asegura que no han seguido fábulas artificiosas al hablar de la venida de nuestro Señor Jesucristo.
- Fuimos testigos oculares de su majestad.
- Oímos la voz de Dios en el monte de la transfiguración, que dijo:
“Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (v.17; Mateo 17:5).
Este testimonio es confirmado por la palabra profética más segura (las Escrituras).
- Los profetas hablaron no por voluntad humana, sino por el Espíritu Santo, quien les inspiró a escribir las verdades de Dios (v.20-21).
Versículo clave:
Su divino poder nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento de Aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. 2 Pedro 1:3
Este versículo nos recuerda que Dios, en su divino poder, nos ha otorgado todo lo necesario para vivir una vida cristiana victoriosa, conforme a su voluntad. A través del conocimiento de Jesús, quien nos ha llamado por su gloria y excelencia, hemos recibido todo lo que necesitamos para vivir con piedad y propósito. No estamos solos en este caminar, sino que Dios nos ha provisto abundantemente para crecer en la fe y vivir de acuerdo a su propósito.
Este pasaje nos desafía a vivir en plena dependencia de Dios, sabiendo que, en Cristo, tenemos todo lo necesario para enfrentar cualquier desafío y vivir de manera que le honremos.
Oración:
Señor, gracias porque en Ti tengo todo lo que necesito para vivir una vida de fe y piedad. Ayúdame a depender de tu poder y a crecer en el conocimiento de tu gloria. Enséñame a vivir conforme a tu voluntad, sabiendo que Tú me has provisto todo lo necesario para caminar en Tu camino. En el nombre de Jesús, Amén.